Una
coproducción internacional, en asocio con Warner Broaster…
Del
mismo director de “Posdata me quiero”, “Tragar, orar, amar”, “Orgullo y pernicia” y “Corpúsculo”.
El
estreno de la temporada, que las salas de cine estaban esperando…
Un
deleite para los sentidos, un canto a la vida:
Y VIVIERON FELICES PARA
SIEMPRE…
Una producción de más de 200 Millones de dólares; con más de 500 actores de talla internacional en escena.
Con
la pareja nominada al Óscar de la academia, por su participación en “Como arepa para
el chocolate” y “Romeo, Julieta y la Mamá”: Usnavy
Liberty y Carnelio Pataquiva.
Y VIVIERON FELICES PARA
SIEMPRE…
William
Pernicio y Marimar son dos jóvenes cristianos, decididos a casarse inmediatamente
después de cumplir su mayoría de edad; pensando que el matrimonio se trata de
corretearse todo el día en ropa interior; pero, luego de encontrarse con una
cruda realidad, todo cambiará…
Una
película que comienza donde las demás historias de amor terminan:
Y VIVIERON FELICES PARA
SIEMPRE…
Una
película que le hará recordar que el matrimonio es mucho más…
Con
cinco nominaciones a los Óscar de la Academia:
Y VIVIERON FELICES PARA
SIEMPRE…
―Ay,
papi, qué dicha ahora que estamos ya casados; aun en contra de todos los que se
oponían dizque porque apenas teníamos dieciocho años, y decían que supuestamente
había cosas que teníamos que pensar antes de
casarnos. ¡Ja! Son una manada de envidiosos, mi William Pernicito
―declaró Marimar―. ¡Sólo son unos solterones amargados! ¡Vamos a disfrutar
nuestra noche de bodas!
―Claro,
mami; así es, lo que tú digas ―confirmó William Pernicio, con sus ojos
desorbitados por causa de la pasión.
―Por
fin, ¡a disfrutar nuestra luna de miel! ―dijeron los dos tortolitos.
―Ahora
sí, como cantamos en la iglesia: ¡¡¡Toda la noche
sin parar!!! ―añadió ella, con gran calor.
Pero,
lo que no saben Pernicio y Marimar, es que con el matrimonio llegarán problemas y responsabilidades
por afrontar; y este matrimonio tendrá un trágico final sino interviene el
único Dios que los puede salvar…
Y VIVIERON FELICES PARA
SIEMPRE…
Las
revoluciones apasionadas de Pernicio y Marimar, en su noche de bodas, iban en
ascenso rápidamente; pero se vieron interrumpidas cuando Pernicio liberó sus
pies del calzado…
―¡Ay,
huele a demonio! ¡Huele como a azufre! ―dijo Marimar, arrojando a un lado al latin lover de Pernicio, mientras tapaba su boca con lo que
le quedaba puesto de su traje de novia.
―Pero,
a mí no me huele a nada… ―dijo él, muy orondo,
con sus medias mugrosas y emitiendo vapor, luego de haber caído como una arepa en el suelo.
―Claro,
¡si ya tiene también esa nariz poseída por la pecueca!
―advirtió ella, llena de furia y carente de todo glamour―.
¡Vaya, a ver, lávese esas garras! ¡Sin
lavado de pies, ni pio!
Superado
aquel infortunado impase, a pesar de que Marimar comenzaba a darse cuenta que en
el matrimonio todo no era color de rosa ―mucho
menos aroma de flor―, la noche de pasión continuó…
Y VIVIERON FELICES PARA
SIEMPRE… Basada en
una historia de la vida real, que le tocará el corazón.
Sin
embargo, a pesar de sus deseos desenfrenados de desmandarse,
como ellos mismos dijeron, “toda la noche sin parar”; finalmente se
quedaron dormidos; pero algo terrible estaba por pasar…
Marimar
comenzó a soñar que dormía junto a Simba, el
Rey León, que rugía cada vez con más y más fuerza; y, de repente, se despertó.
Horrorizada se dio cuenta de que el dulce gatito de William Pernicio, mientras
dormía rugía como toda una fiera; parecía ser un parlante
roncador.
Marimar
lo estrujó con fuerza para detener su ronquido
infernal, al tiempo que le gritó:
―¡Eres
un roncador endemoniado, Pernicio! Nunca me dijiste que roncabas…
Marimar
le amarró a Pernicio una almohada con un cinturón en la cara, e introdujo motas
de algodón en sus oídos; pero ni aun así se pudo concentrar en dormir por
semejantes ronquidos, que más bien parecían gritos
salvajes; por lo cual, finalmente, el
roncador portátil al sofá de la sala fue a parar.
Al
día siguiente, se desató una gran discusión que aplazó la correría en ropa íntima
por la casa ―según esperaban y habían planeado los tortolitos para todos sus
días de vida matrimonial―, pues Marimar era la que parecía poseída por causa
del mal genio que le producía haber pasado la noche sin dormir; gracias a la
gritería de Simba Pernicio, quien aún desde
el sofá de la sala se escuchó roncar, ahora sí, “toda la noche sin parar”.
―Tengo
migraña ―declaró ella, al tiempo que ponía su mano sobre su cabeza; con lo cual
quedaba cancelada toda posibilidad de desencadenar su pasión en su nido
matrimonial.
Una
producción que le hará meditar acerca de la responsabilidad de casarse: Y VIVIERON
FELICES PARA SIEMPRE…
―Marimar,
antes de continuar con nuestra vida de casados, jugando en calzoncillos por la
casa, te quería preguntar: ¿Sabes qué son unos papelitos medio diabólicos que
nos están metiendo por debajo de la puerta…? ―dijo Pernicio, el Rey León―. Unos que dicen “valor a pagar”…
―Ay,
Pernicio, no lo sé, papi ―respondió ella―; tal vez sean regalos de la lluvia de
sobres de la boda, que no nos paran de llegar… ―añadió, sin prestar mayor
atención.
―No
lo creo, Mari ―dijo él―; pues uno de ellos dice también “fecha de corte”, y al frente tiene la fecha de hoy…
―¡Ay!
¡Se fue la energía, Pernicio! ―gritó ella―; ¡Y aún no me he alisado el pelo con
la plancha! Creo que esos papeles demoniacos son las facturas de los servicios
públicos. ¡Nos cortaron la luz, Pernicio!
―¿Alisar
el pelo…? ¿Plancha…? Yo pensaba era en la estufa eléctrica, para que me
prepares el desayuno… Ya son las 11 de la mañana, y me tienes aguantando hambre… ―declaró William P., muy apesadumbrado―.
Necesito alimentarme bien, para nuestros días de
pasión ―agregó, con mirada malévola.
―¡No,
mijito! ¡No está ni tibio! ―advirtió
Marimar―. Yo no cocino. Si me sacó de la casa de mis papás, es para ponerme a vivir
como una reina ―añadió.
Hubo
un corto silencio, luego del cual Pernicio hizo una muy corta intervención más,
para poner el broche de oro a esta incómoda charla matrimonial:
―¿¡Facturas!?
―preguntó él, al tiempo que buscaba su ropa para volverse a vestir; ya que, de
nuevo, la correría en calzoncillos de Mickey Mouse por
toda la casa se había visto obstaculizada.
Una
película que comienza donde las demás terminan: Y VIVIERON FELICES PARA SIEMPRE…
―William
Pernicio, papi; no me siento bien ―dijo ella a media noche, mientras lo estrujaba
para despertarlo―. Llama la ambulancia, por favor.
―¿La
“lancha”? ¿Cuál “lancha”? ―respondió él, entre dormido.
―¡Me
duele la cabeza, Perni! ―insistió ella―. ¡Que te levantes y llames una
ambulancia, sonso!
Una
producción que le hará recordar que el matrimonio es mucho más que andar todo
el día en ropa interior por la casa matrimonial: Y VIVIERON FELICES PARA SIEMPRE…
―Muy
bien, señor William Pernicio y señora Marimar, ha quedado lista el acta de su divorcio ―indicó el abogado―. Causales: Malos olores, contaminación auditiva,
falta de responsabilidad económica e hipocondría; en resumen, falta de
verdadero amor y de responsabilidad.
Y VIVIERON FELICES PARA
SIEMPRE…
Sólo
en cines: 27.02.2014.
The end
Vaya, vaya; no sé, pero antes de ver esta
película, a mí me parece que tiene mucho de la vida real; porque el punto donde
terminan las películas románticas de Hollywood con
aquella frase célebre: “Y vivieron felices para siempre”, es en
realidad el punto donde comienza la vida real, en la cual se necesita el
verdadero amor para respetar una unión matrimonial.
Y es que, muchos, deslumbrados por el enamoramiento y el deseo
sexual, olvidan que el amor es mucho más que sexo,
noches de pasión y sábanas
blancas; hay responsabilidades, problemas y retos por
afrontar.
Al respecto, creo que es muy
importante evaluarnos a nosotros mismos y a nuestra pareja a la luz de la palabra de Dios ―que, como en todos los aspectos
de la vida, sigue siendo nuestra mejor guía―; y un excelente pasaje bíblico
para hacerlo se encuentra en 1 Corintios 13.4-8.
Si, al leer el pasaje referido, ves que
tu comportamiento o el de la persona que dice amarte no es acorde a lo escrito
por Dios acerca del verdadero amor; es muy posible que, al igual que William
Pernicio y Marimar, haya cosas que tengas que revisar antes de casarte; pues, si
lo que sienten no es un amor verdadero y responsable, no habrá mucha garantía de que se
conserve para siempre su unión.
Te invito a leer 1 Corintios 13.4-8, en una versión que me parece
perfecta para este tema; la traducción en lenguaje actual (TLA):
“4 El que ama tiene paciencia en todo, y
siempre es amable.
El
que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.
No
es orgulloso.
5 No es grosero ni egoísta.
No
se enoja por cualquier cosa.
No
se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho.
6 No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la
verdad.
7 El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo,
de esperarlo todo, de soportarlo todo.
8 Sólo el amor vive para siempre. Llegará el día en que ya
nadie hable de parte de Dios, ni se hable en idiomas extraños, ni sea necesario
conocer los planes secretos de Dios.”
Ahora, luego de leer, quiero dejarte dos preguntas:
1) ¿Crees que, con tu manera de actuar,
verdaderamente le demuestras amor a tu pareja…?
2) ¿Crees que tu pareja actúa como
alguien que en verdad te ama a ti…?
¡Espero que sí!
¡Bendiciones!
Fuentes:
Imagen adaptada: www.soyputumayo.com
Muy bueno Juan Diego
ResponderEliminarSigue así :)
Gracias, Pablo! Bendiciones.
EliminarGracias, Juan... Que bueno volver a saber de ti y de esta agradable manera.
ResponderEliminarLina querida! Qué rico recibir tu comentario. También me alegra mucho, mucho volver a saber de ti. Espero sigamos en contacto. Ya te vi en Fb.
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