Una de las promesas
bíblicas favoritas en el medio cristiano, se encuentra en Isaías 40.31: “pero los que esperan a Jehová tendrán
nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán”.
Este versículo es maravilloso,
en parte porque nos compara con tan majestuosa ave; lo cual me lleva a estar
muy agradecido con Dios, pues sería terrible si fuéramos comparados, no con un águila fuerte y valiente, sino con una débil y
temerosa gallina. En verdad, creo que sonaría
terrible si, en lugar de ese “levantarán
alas como las águilas”, dijese algo parecido a: “aletearán como las gallinas”.
Sin embargo, es
necesario saber que no somos comparados con el águila únicamente por su
capacidad para renovarse; sino también porque Dios
quiere que nosotros, al volar, lo hagamos como la mayor ave depredadora que
existe, la cual es símbolo de grandeza, poder y belleza.