Con el tiempo he aprendido que entre las frases más delicadas de pronunciar están aquellas relacionadas con una señal de parte de Dios, y que normalmente son algo así como “Dios me dijo” o “Dios me mostró”.
Y es que, es cierto que las señales de parte de Dios son algo bíblico, pues fueron otorgadas por Él a hombres como Gedeón, para que saliera a luchar por la libertad de su pueblo (Jueces 6: 36-40); y también al siervo de Abraham, para confirmarle cuál era la esposa para Isaac (Génesis 24: 12-27). Sin embargo, me he encontrado a lo largo y ancho de mi vida con personas que manifestaron “haber recibido señales de parte de Dios”, por lo cual tomaron ciertas decisiones que hacen que hoy se encuentren sufriendo duras consecuencias; lo cual no es coherente cuando hablamos de un Dios cuya voluntad para nosotros es agradable y perfecta (Romanos 12: 2).
En realidad, hay señales que te indican una cosa, pero no necesariamente son de parte de Dios o son algo real. Por ejemplo, en la fuente inagotable de mi inspiración llamada TransMilenio, a veces la voz que anuncia las paradas al interior del bus articulado está bastante descoordinada, y declara que se llegó a una estación totalmente diferente a la que en verdad se ha llegado. Ciertamente, las señales en ocasiones nos confunden o nosotros nos confundimos y llamamos “señal” a algo que no lo es.
En realidad, hay señales que te indican una cosa, pero no necesariamente son de parte de Dios o son algo real. Por ejemplo, en la fuente inagotable de mi inspiración llamada TransMilenio, a veces la voz que anuncia las paradas al interior del bus articulado está bastante descoordinada, y declara que se llegó a una estación totalmente diferente a la que en verdad se ha llegado. Ciertamente, las señales en ocasiones nos confunden o nosotros nos confundimos y llamamos “señal” a algo que no lo es.
Curiosamente, llevo dos viernes en que, al estar en TransMilenio, alguien se trasboca a mi lado; y, sin embargo, eso no quiere decir que “la señal de la trasbocada” indica que siempre que suceda será viernes o que necesariamente estaré en TransMilenio cuando esto ocurra, ¡Claro que no!
Respecto de las señales que esperamos de Dios, me llama mucho la atención Deuteronomio 13: 1-4, donde vemos que Él nos podría estar probando por medio de una señal, para saber si amamos y creemos su Palabra por encima de todas las cosas:
“Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis”.
Y es que, toda señal tiene que estar sujeta a la Biblia, que “es la Palabra profética más segura” como leemos en 2 Pedro 1: 19 “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”.
Si andas buscando la voluntad de Dios, debes saber que sus señales siempre estarán en armonía con su Palabra, por lo cual mirar hacia la Biblia te podrá guiar verdaderamente a su voluntad. Ahora, tú no necesitas orar para preguntar si es la voluntad de Dios que te robes un banco, ¡A ver! Si la Palabra de Dios te enseña algo de antemano, pues no necesitas ni si quiera preguntar o pedir una señal.
En el caso de las situaciones sentimentales, que son las preferidas de grandes y chicos, más allá de pedirle a Dios que te muestre si te conviene esa persona que te gusta por medio de un “carrusel de señales”, como un sueño, que ella bostece cuando la veas, que te mire en el mismo instante en que la estas mirando o que llegue a la Iglesia vestida de determinado color; deberías mirar hacia la Palabra profética más segura: la Palabra Dios.
Por ejemplo, para saber si alguien te conviene sentimentalmente, podrías considerar los siguientes puntos:
1. Mira la definición de amor de 1 Corintios 13: 4-8, y pregúntate si el amor que te ofrece esa persona puede ser descrito por medio de este pasaje bíblico:
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.”
2. Otra señal que considero de gran importancia es la paz que existe al caminar en la voluntad de Dios, pues en Jeremías 29: 11 Dios nos dice “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. ¿Te da paz la relación con esa persona?
3. Además de esperar que se cumpla la señal “del sueño, del bostezo, de la mirada o del color del vestido”, te deberías preguntar si esa relación no va en contravía de los mandamientos ya establecidos por Dios, tales como honrar a tus padres, según declara Efesios 6: 2 “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa”. Les doy una perla: En verdad creo que los padres tienen un sexto sentido de parte de Dios, y cuando ellos no estén de acuerdo con tu relación, pues pon mucho cuidado… ¡Casi siempre tiene razón!
4. El libro de Proverbios está lleno de las características que tiene una persona virtuosa, en especial el capítulo 31 al hablar de la mujer; y también enseña acerca de los defectos de una persona que no te conviene para nada. “Mide a la persona que te gusta con la regla de medidas confiables: la Palabra de Dios”.
Un querido amigo me contó una tragicomedia, que experimentó cuando recién llegaba a la congregación cristiana a la cual asiste. Resulta que, pocos días después de comenzar a asistir allí, se le acercó una señora bastante mayor que él, y le manifestó “llena de dicha” que “Dios le había mostrado algo que le tenía que decir”. Mi amigo, lleno de la expectativa y de la ilusión que tenemos los que anhelamos una Palabra de parte del Creador, vio el nivel de su ánimo disminuido vertiginosamente al escuchar a la señora (que podía hasta ser su mamá) decir que “Dios le había dado señal de que ellos dos iban a ser esposos”. ¡Cómo! ¡Te reprendo espíritu de Betty la fea! Mi pobre amigo quedó más aburrido, y el nivel de tristeza de su mirada era inversamente proporcional al de la alegría que reflejaba “su profeta de tragedias”. Eso sí, en este caso la tragicomedia no terminó en tragedia porque, a mi amigo le volvió el alma al cuerpo cuando se enteró de que la señora hacía lo mismo con todos cuantos llegaban a la Iglesia, y que ella era medio crazy.
Finalmente, esto es sólo una corta reflexión, para que pensemos en que no está mal si deseamos pedir una señal de parte de Dios para tomar nuestras decisiones, pero debemos tener en cuenta que Él ya nos ha entregado dentro de su Palabra muchas indicaciones que nos pueden guiar dentro de su voluntad, perfecta y agradable.
¡Bendiciones!
Referencia Bíblica:
Las citas bíblicas (RVR 1960) son de la versión Reina-Valera © 1960.
Fuente Fotos:
TransMi-Caballo: http://equinoxio.org/files/2011/02/20110216-xtian.jpg
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