miércoles, 13 de noviembre de 2013

Una piedra entre la gloria de Dios y tú

—Éste, que abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que muriera? —Dijeron algunos.

—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto —dijo alguien más.

—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —Dijo Él.

Saben de qué hablo, ¿verdad? La muerte de Lázaro. Todos recordamos la historia; y hasta hemos juzgado las palabras y la actitud de Marta, María y los demás presentes.

Pero cuando pasamos por tiempos difíciles, seguramente, en lugar de juzgar a quienes dijeron aquellas palabras, más bien nos identificamos con ellos, y pensamos: